No soy muy dado a los vinos dulces, y menos a los semidulces, pero dicen que esta vida hay que probar de casi todo. Y es cierto que uno no debe cerrarse a seguir catando vinos que no sean de su perfil diario o no tan diario.
Esto que os voy a contar me acaba de ocurrir con un vino elaborado por Raúl Bobet, en la subzona de Pallars Jussá, con la variedad Riesling, a partir de uvas botritizadas, y con una envejecimiento en botella de 36 meses antes de salir al mercado.
Me llamó la atención la situación de los viñedos de Raúl, que me encantaría poder visitar, y que rondan en una media de 1000 mts de altitud , con un clima continental y donde se encuentran unos lagares de piedra del siglo XII en los cuales realizan las fermentaciones alcohólicas de casi todos sus vinos. Vendimia manual, muy exigente dada en los lugares donde se encuentran los lagares y los viñedos.
Ekam Esencia 2013, un vino limpio, de intensidad media y con un color verde limón que por el cual parece que no ha pasado ni un año en botella. En nariz es limpio e intenso, se palpa frescura y a la vez ligeras notas de dulzor, miel, queroseno, manzana verde, jengibre, cítricos, albaricoque.
En boca es semidulce, con una acidez alta, de alcohol bajo con mucho cuerpo (untuoso) y con una intensidad de sabor pronunciada y de un final largo.
Me encanta como arrastra la acidez ese cuerpo untuoso, como esos 38 grs de azúcar pasan » desapercibidos » y como la presencia de la acidez es constante.
¡Salud y cuidaos mucho!
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